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Pruebas, pruebas, pruebas

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Ya casi llegamos al millón en todo el mundo. Esta tarde-noche de miércoles, suman 932 mil 605 portadores de COVID-19 en el planeta. 46 mil 809 muertos, según el mapa de la Universidad Johns Hopkins, que actualiza casi en tiempo real.

La propagación es inminente, nos lo advirtieron. Esta nueva cepa llegará a todos los rincones. Son contados los países que no han registrado caso alguno. Sudán del Sur, Yemen o Turkmenistán, por ejemplo. Aunque en este último, al parecer, más que una estrategia contra la pandemia digna de revisión, lo que merece es una denuncia. Reporteros sin Fronteras documenta que si bien al inicio de la emergencia el país distribuyó información sobre el virus, ahora evita a toda costa hablar de él; incluso, detallan, desplegó infiltrados del Ministerio de Seguridad Nacional para vigilar que los ciudadanos no se refieran a la pandemia. Por esta razón no hay cifras ni datos sobre posibles contagios, por eso este país, a más de tres meses de la identificación de la cepa, no aparece en la lista de territorios afectados.

Sin embargo, sí hay países que, contracorriente, lograron disminuir la propagación del coronavirus. En Corea del Sur, a partir del primer caso, registrado el 20 de enero, mismo día que en EU, de inmediato ordenó la aplicación de 10 mil pruebas de detección por día. Esto les permitió identificar y aislar a pacientes asintomáticos, una de las principales fuentes de propagación. Hoy, tiene menos de 10 mil contagios y registra 165 muertos.

Por su parte, Japón, una vez identificado al primer paciente, el 15 de enero, autoridades optaron por la rápida identificación de focos de infección y el confinamiento inmediato de pacientes contagiados; no obligaron al distanciamiento social, pero cerraron escuelas y suspendieron eventos masivos. Hoy, tiene más de 2 mil contagios y sólo 57 defunciones.

Singapur es ejemplo más claro, tras el diagnóstico del primer paciente, el 23 de enero, rastrearon a las personas que tuvieron contacto con él gracias a la aplicación Trace Together, una vez identificados, los pusieron en cuarentena por 14 días; al resto de la población le ordenaron aislamiento. Hoy, este territorio, tan cercano a China, punto de origen de la transmisión, presenta mil contagios y sólo tres fallecimientos.

En Alemania, al confirmar el primer contagio, el 27 de enero, crearon un comité permanente de vigilancia, mismo que ordenó la aplicación de 160 mil pruebas de detección por semana. A esto, le sumaron la suspensión de actividades y el distanciamiento social. Al 1 de abril, a pesar del número de contagios, más de 74 mil, este país ha reportado sólo 821 muertos, una tasa de mortalidad de poco más del 1 por ciento.

Y un caso en particular, explicado por la BBC: la localidad de Vo’Euganeo, en Italia, en contraste a los más de 105 mil contagios y 12 muertes en el país, logró contener la propagación del coronavirus. Tras la muerte del primer italiano, el 21 de febrero, autoridades ordenaron cuarentena a los 3 mil 300 habitantes. Todos, además, fueron sometidos a análisis. Hoy es la única localidad italiana en estar libre del virus. 

Desde luego la medida ejecutada en el último ejemplo no puede replicarse a gran escala. Lo mismo ocurre con lo hecho en Singapur. Aunque el gobierno afirma que el uso de la app que rastrea casos sospechosos no implica el uso de datos personales, la polémica mitiga el éxito. Pero están aquellas otras alternativas, en la línea de lo expresado por la OMS hace un par de semanas: “¡Pruebas, pruebas, pruebas!”. Tanto en Corea del Sur como en Alemania, los gobiernos pusieron detecciones a la obra. Y mientras en un país esto detuvo la propagación, en otro ayudó a controlar el curso de las complicaciones por el virus y reducir su tasa de mortalidad. 

Ayer, Marcelo Ebrard agradeció la donación recibida desde China, más de 50 mil pruebas para detectar COVID-19. Además de insumos para labores de salubridad, la existencia hoy en nuestro país de esa herramienta probada en otras partes de mundo para identificar, sobre todo, a los portadores asintomáticos, no debe ser desaprovechada. Los ciudadanos debemos poner de nuestra parte y, como ha dicho enfático el subsecretario Hugo López-Gatell: quédate en casa, quédate en casa, quédate en casa; de igual forma las autoridades deben comenzar la aplicación de estas pruebas. La fase 3 es inevitable, pero podemos restarle fuerza.

 

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