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Señor Presidente: le deseo lo mejor

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

Le deseo lo mejor, señor Presidente, pero en este primer mes de su mandato me sorprende y me entristece que siga comportándose como candidato, agreda a quienes considera contrarios y denueste a quienes no piensan como usted; la misión de un mandatario es conciliar los intereses, pero tal parece que usted quiere dividir más que unir a los mexicanos.

Le deseo lo mejor, señor Presidente, pero es lamentable que usted, contra toda la lógica, la economía y la aeronáutica haya cometido el peor error de la Cuarta Transformación, —el ahora llamado Fobaproa de AMLO—, porque al cancelar el aeropuerto de Texcoco está tirando a la basura más de 10 mil millones de dólares (el 0.9% del PIB), que nosotros tendremos que pagar, ya que se privatizarán las ganancias, pero se socializarán las pérdidas, ¡lamentable, señor Presidente, muy lamentable error!

Le deseo lo mejor, señor Presidente, y por eso me preocupa su enfrentamiento con el Poder Judicial; la base de la convivencia democrática es la división de Poderes y sus actitudes y decisiones, sus discursos y sus hechos, confirman que, como ya tiene mayoría en el Legislativo, quiere doblegar y aniquilar a la Suprema Corte de Justicia, lo que no se puede ni se debe aceptar. Le deseo lo mejor, señor Presidente, pero sorprende que primero agreda a las Fuerzas Armadas y luego decida crear una Guardia Nacional, como una entelequia que el señor Durazo define como  “policializar”(sic) al Ejército; no sabemos qué es lo que se propone.

Le deseo lo mejor, señor Presidente, pero no entiendo cómo ha decidido cesar a más de dos mil empleados del SAT y cientos en otras áreas violando las leyes laborales y tampoco entiendo su propósito de minar al campo, acabar con la ciencia y la cultura, cortar recursos a las universidades, eliminar fondos a los consulados y embajadas, acabar con el Consejo de Promoción Turística y los Pueblos Mágicos, así como dejar en el Fondo de Cultura a un barbaján, culto, pero barbaján.

Le deseo lo mejor, señor Presidente, pero la autorización del Presupuesto de 2019 ha sido motivo de quejas, réplicas y denuncias por los recortes irregulares y no justificados; mientras ha hecho un sinfín de promesas, las matemáticas son ciencias exactas y las promesas son ilusiones, la terca realidad financiera aparecerá más pronto que tarde y la tristeza e indignación de quienes creyeron en sus promesas y vean frustradas sus ilusiones aumentará cada día, como ya se vio en estas semanas.

Le deseo lo mejor, señor Presidente, y lamento que sus secuaces que lideran las cámaras de Diputados y Senadores hayan intentado locuras como quitar las comisiones a los bancos, usar el dinero del Banco de México para pagar deudas, acabar con la Reforma Educativa, y otras más, que confirman que son más papistas que el Papa; le hacen mucho daño a usted, pero más a la nación, que no merece tener legisladores lamebotas e ignorantes como ésos. Le deseo lo mejor, señor Presidente, pero la demanda de inconstitucionalidad de los llamados “superdelegados” seguramente va a progresar, porque viola todos los principios del federalismo, atenta contra la autonomía de los estados y convierte a los gobernadores en simples siervos del Ejecutivo.

Le deseo lo mejor, señor Presidente, y me pregunto qué pasa en el interior de su equipo, porque ya han surgido voces discordantes a pesar de la orden terminante que dio para que nadie haga comentarios o declaraciones sobre temas polémicos.

Le deseo lo mejor, señor Presidente, y concuerdo con usted en el propósito de acabar con la corrupción y los vicios que laceran a México y, aunque entiendo el qué, no entiendo el cómo, el cuándo y menos el con qué; si ya decidió perdonar a los corruptos del pasado, narcos y demás, no sé qué incentivo tendrán los delincuentes para cambiar su forma de vida, ni sé cuánto rencor tendrán quienes perdieron a sus seres queridos en manos de la delincuencia. Le deseo lo mejor, señor Presidente, y como médico sólo puedo decir que el tren de trabajo que ha decidido realizar puede ser peligroso para su salud, y como ya se vio, puede dar lugar a errores o declaraciones ofensivas y lamentables como las que hizo después de la muerte de la gobernadora de Puebla y su esposo.

Señor Presidente, seguramente tendrá mucho qué meditar al llegar este fin de año, porque ya está en la silla, la historia registra y registrará sus aciertos y sus errores; ya no es candidato, es mandatario, no puede seguir dividiendo al país, debe unirlo para que logre sus propósitos; por eso desde aquí, con plena conciencia, le deseo lo mejor.

Y, para mis amigos lectores, que el 2019 sea supercalifragilísticoespialidoso.

 

Médico y escritor

raalvare2009@hotmail.com         

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