Logo de Excélsior                                                        

Reflexiones electorales en tiempos de pandemia

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

 

Por Juan Carlos Gómez Aranda

 

Muchas gracias a Excélsior por permitirme escribir en sus páginas. Es una distinción por su relevancia en la vida nacional, por su prestigio forjado a lo largo de 104 años de existencia y el de las plumas que aquí publican.

Hace un año inició el confinamiento por causa de una pandemia que no comprendíamos bien y cuyas consecuencias en materia de salud y economía no imaginamos. El país está de luto por las más de doscientas mil personas fallecidas.

La campaña de vacunación avanza lentamente, mientras que nada bueno presagia el comportamiento social que vemos en estas fechas de relajamiento y vacación y, con ellas, la nueva ola de contagios que no hay manera de detener con sólo el 5.5 por ciento de la población del país vacunada.

En la pandemia, proselitismo —que continúa siendo una especie de fiesta pagana entre abrazos y apapachos— y elecciones que obliga a un gran movimiento de electores. El 6 de junio estarán en disputa más de tres mil 500 cargos de elección popular: 500 diputados federales, 15 gobernadores, mil 924 ayuntamientos y mil 63 diputados estatales. Se trata de una jornada importante, porque será la más grande de nuestra historia y por el momento de transformaciones que vive el país propiciando polarización y resistencias.

No existen triunfos anticipados, por lo que hasta ahora no hay nada definitivo para nadie porque es temprano y apenas están por iniciar las campañas. La reputación de los nominados, sus propuestas y compromisos serán muy importantes a la hora de decidir por quien sufragar, así como la eficacia en la movilización de las estructuras y de simpatizantes de los partidos.

En este momento, es Morena el partido que, según encuestas, domina las preferencias en muchos de los casos. Podemos confirmarlo además de los sondeos de opinión, por los datos disponibles que nos muestran que políticos de todos los colores y antecedentes prefieren ser promovidos por este partido porque lo palpan ganador, no importa si en el pasado fueron adversarios.

Recientemente, el presidente de Morena informó que, para las 500 curules federales en juego, se registraron 10 mil aspirantes y para cargos municipales, ¡más de 100 mil! Para tener una mejor idea, sólo en el Estado de México se registraron más de nueve mil aspirantes a ocupar diputaciones locales, alcaldías, regidurías y sindicaturas, más los que se quieren reelegir porque ya “se hallaron” en el cargo.

Es cierto, muchos se inscriben únicamente para figurar, otros para ver si apuntando arriba pegan abajo y los que son pescadores a río revuelto y siempre algo atrapan.

De cualquier manera, la última palabra la tendrán los electores y será importante considerar los siguientes aspectos:

1. Si bien el presidente Andrés Manuel López Obrador no aparecerá en la boleta, su legitimidad y reconocimiento social impulsará en buena medida a su partido.

2. El rechazo ciudadano hacia algunos candidatos que quieren reelegirse, por el desgaste del ejercicio de gobierno o de plano por sus malas cuentas o picardías.

3. La pragmática alianza del PAN, PRI y PRD les asegura ventajas en ciertos lugares, pero también desdibuja su compromiso ideológico. La suma de siglas no asegura el sufragio de sus afiliados y simpatizantes.

4. Los programas sociales no representan en automático un voto a favor de quien lo otorga, pues inciden otros factores además de la lealtad y,

5. Al definir candidatos, muchos de los aspirantes excluidos trabajarán en contra de sus propios colores o saltarán a otro. Abrir el registro a quien lo deseara en un gesto “democrático” que puede resultar contraproducente, a pesar de que dejen para el último minuto el registro oficial para obstaculizar a los tránsfugas.

A lo anterior, es necesario añadir el humor social que en ese momento prevalezca respecto del éxito o fallas del gobierno en la campaña de vacunación, la percepción de inseguridad pública, así como la reactivación económica del país, particularmente en materia de empleo, pues, desde ahora, podemos suponer que el voto de miles de personas que perdieron trabajo o patrimonio por el cierre de más de un millón de negocios será de inconformidad.

Si se anuncian nuevas acciones contra la corrupción del pasado, también influirá en el ánimo electoral o quizá la confrontación entre el presidente y el INE desanime a votantes que pueden decidir abstenerse.

 

Comparte en Redes Sociales