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El irregular ciclo del agua en México

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Ramón Aguirre Díaz 

El ciclo del agua es el circuito bioquímico más importante del que depende la vida en el planeta. Sabemos que puede considerarse su inicio con la evaporación del agua, principalmente de los océanos. Parte de este vapor de agua es trasladado por los vientos hacia los continentes y a partes altas de la atmósfera donde se enfría, condensa y precipita.

Si no existieran vientos que trasladen el vapor de agua, las precipitaciones serían en la misma zona donde se generó la evaporación, pero, afortunadamente, la diferencia de la intensidad solar en el planeta provoca una circulación de aire que se conoce como vientos alisios.

Estos vientos se generan debido a una menor evaporación en las zonas subtropicales que provoca un movimiento de aire hacia las zonas ecuatoriales donde hay mayor evaporación y, por lo tanto, menor presión atmosférica.

Este flujo de aire y de humedades en el planeta es el que define las zonas de los desiertos. No es casualidad que los desiertos del Sahara, el árabe y el Thar (hindú) se encuentren localizados en la misma latitud, en la zona subtropical que está a los 30 grados latitud norte, precisamente donde se ubica la parte centro-norte del país.

Es el efecto coriolis, la fuerza producida por la rotación de la Tierra que tiende a desviar la trayectoria de los objetos que se desplazan sobre la superficie terrestre, el que ayuda al desvío de las humedades, las tormentas y huracanes y que puedan entrar a nuestro país.

De otra forma, estados como Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Durango, Sonora, Sinaloa, Zacatecas, Aguascalientes y Michoacán serían un gran desierto.

Debido a ello, se ha comentado, son mayores los beneficios que las pérdidas provocadas por las tormentas tropicales y los huracanes.

El principal problema de depender de los huracanes para contar con precipitaciones suficientes es que las trayectorias de estos fenómenos de la naturaleza son totalmente erráticas y la diferencia entre un año seco y uno normal puede ser que se nos presente o no la trayectoria de un huracán, que realmente es impredecible.

La única manera de enfrentar este problema es construyendo infraestructura hidráulica oportunamente, ya que con una sequía enfrente no hay mucho que se pueda hacer.

Esta irregularidad que se da en el fenómeno de las lluvias nos obliga a tomar acciones preventivas, no deberíamos apostar a que todos los años vamos a tener precipitaciones suficientes.

El indispensable abastecimiento de agua para nuestras poblaciones y para el campo depende de contar con infraestructura suficiente y adecuada.

El problema es que, hoy por hoy, nos falta la necesaria para enfrentar una sequía.

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