Logo de Excélsior                                                        

Borucas

Joselo

Joselo

CrockNICAS MARCIANAS

El otro día, de forma muy amable y educada, le pregunté a mi amigo el Chino que qué había desayunado y me dijo: quesadillas. “¿De qué? ¿De queso?”, inquirí, y el me volvió a responder: “quesadillas”. Y yo, “por eso, ¿de tinga, de flor, de queso?”, y el me volvió a decir: “quesadillas”. Así nos pasamos un rato, como si fuéramos personajes de Chespirito, repitiendo: “¿de queso?, quesadillas, ¿de queso?, quesadillas”. Un chiste que sólo a nosotros nos da risa y mientras más lo repitamos, pues mejor.

Otro amigo nos escuchó y nos dijo: ¿y ahora qué traen? Y el Chino respondió: “es que estos chilangos no entienden que si se llaman quesadillas, entonces son de queso”.

Claro, el Chino es de Guadalajara, y no sé por qué a todos los que conozco de allá (que son muchos) les molesta que en la Ciudad de México existan las quesadillas de hongos, por ejemplo, y que, aunque las pidas sin queso, se sigan llamando así.

Yo nací en Minatitlán, Veracruz, pero viví allá sólo siete años, así que realmente me considero chilango, aunque la verdad primero soy sateluco. No dudo que el lugar en el que crecí influyó mucho en mi forma de ver la vida: las costumbres, la forma de relacionarte, el modo en que le llamas a las cosas. Todo eso forma tu personalidad. Por eso entiendo que no es personal el odio que el Chino le tiene a las quesadillas que no llevan queso. Es un odio que les inculcan a todos los que nacieron en Guadalajara. Me los imagino de morritos, o sea, chiquitos, que El Gran Maestro Jalisquillo les dice: “Mira, mijo, cuando vayas a la Ciudad de México y te ofrezcan quesadillas sin queso, enójate mucho, porque, ¿dónde se ha visto que una quesadilla no lleve queso?”

En parte estoy de acuerdo con su enojo. Una enfrijolada lleva frijoles. Una entomatada, tomate. Pero hay enchiladas que no enchilan, no pican nada, y de esas nadie se enoja, nadie reclama por el nombre. Así que, ¿cuál es el problema? De todos modos, por afuera todas las quesadillas se ven igual, sean de queso, de hongos, de flor de calabaza, de rajas, de papa con chorizo, de tinga. Yo las pido sin queso, pues ya no tolero lácteos. Supongo que desde hace mucho me pasa esto, pero hasta ahora le estoy haciendo caso a mi cuerpecito lindo.

A mí me conviene que existan quesadillas sin queso y no tener que inventar un nuevo nombre para pedirlas: me da una hongueadilla, una papadilla, una tingadilla o una rajadilla. Bueno, ya me entendieron.

La verdad es que me divierte mucho que se enojen. Me gustan las diferencias, siempre y cuando éstas no nos lleven a pelearnos. Me gusta la diversidad. Uno pensaría que en estos tiempos de globalización todo se estandariza. Las modas se repiten de pueblo a pueblo, de ciudad a ciudad, de país a país. Pero hay ciertas cosas que se mantienen intactas. Sobre todo aquellas en las que nadie repara, las cosas pequeñas. Palabras que se han usado durante tanto tiempo que cada persona cree que se usan en todo el mundo de habla hispana, y que alguien dentro del mismo país va a entender claramente. Me encanta descubrir palabras nuevas, y que el que las usa no pueda explicar su significado: “Ajerar, ¿que qué es?, pues eso: ajerar, ¿no me entiendes?”, “ése está diciendo puras borucas. Borucas, ¿a poco no sabes qué es?, pues es así como... deja ver cómo te explico”. “Cuando íbamos en secundaria, ese vato era mi rodilla. Me enteré mucho después... ¿rodilla?, ¿a poco no lo usan allá en el DF?”

Las tortas ahogadas, plato típico de Guadalajara, ya están cambiando. Ahora hay de pollo, de camarones, de panela. Recuerdo hace décadas que sólo había de carne de cerdo. ¿Y si un día, por alguna razón, cambian tanto que ya ni están ahogadas?

Ok, ok, estoy diciendo puras borucas. Mejor termino esta columna y ya. Ni para qué defiendo las quesadillas sin queso, al cabo ni tengo un puesto ni recibo regalías de ese gran invento chilango.

Comparte en Redes Sociales

Más de Joselo