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El halcón y un paquistaní, en Tanhuato

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

Se llama Ramón Alejandro Macías  y tiene 30 años. Es halcón y distribuidor de droga del Cártel Jalisco Nueva Generación. Fue detenido por delitos de narcomenudeo y por su presunta participación en distintos hechos delictivos, incluyendo el ataque a policías federales en Ocotlán en marzo del año pasado, que dejó cinco elementos muertos. Pero el suyo sería sólo un testimonio más de los miles de hombres y mujeres sin destino que pensaron encontrar uno, aunque fuera miserable, en el crimen, si no fuera por lo que cuenta sobre la operación del Cártel Jalisco Nueva Generación, y lo ocurrido en el rancho El Sol en Tanhuato, donde el 22 de mayo del año pasado se suscitó un enfrentamiento en el que cayeron 42 sicarios, un policía federal murió y un oficial fue herido.

Este hombre fue detenido en junio del 2015, cuando vendía droga (cristal) a traileros en una gasolinería de Cuitzeo, en Ocotlán, Jalisco. Ramón cuenta que entró a trabajar al cártel en la cárcel, cuando estuvo detenido por robo calificado. Fue liberado en el 2013 y le encargaron distribuir gasolina robada. Le pagaban mil 500 pesos a la semana.

Su jefe resultó ser Alonso Guerrero Covarrubias, uno de los principales operadores del Cártel Jalisco Nueva Generación, jefe de la plaza de Ocotlán, junto con sus hermanos Leonardo, Javier y David. “Cada uno de los hermanos tiene un numeroso grupo de escoltas y sicarios, declararó Ramón, que los cuidan, pues no se mueven los jefes sin, por lo menos, 200 escoltas cada uno, ya que traen entre 15 y 20 camionetas cada uno… todos sus escoltas cuentan con armas largas y armas cortas, así como también con varias granadas y luego están los jefes de vendedores tanto de droga como de gasolina robada que se dividen en zonas y luego están los jefes de los halcones, también llamados puntos, y en esos grupos de halcones me pusieron a trabajar a mí”.

Cuenta el halcón Ramón que “el 19 de marzo (del 2015) todo cambió porque ese día el grupo armado del más chico de los patrones, Leonardo Guerrero Covarrubias se agarró a balazos con los de la Gendarmería… se arrimaron todos (los guardias de los otros tres hermanos) siendo, por lo menos, 200 gentes fuertemente armadas y mataron a muchos de la Gendarmería… después del 19 de marzo los jefes se desterraron, dice, de Ocotlán y yo ya no trabajé… como a los 22 días después de esa balacera, continúa la declaración ministerial de Ramón, un sujeto que es el que está debajo de Alonso Guerrero Covarrubias me fue a buscar a mi casa y me dijo que los jefes estaban ordenando que nos fuéramos todos los halcones a donde se estaban escondiendo ellos que es para el rancho llamado El Sol en San José de Vargas, en Tanhuato”.

Allí comienza la historia del halcón Ramón en el rancho El Sol. Cuenta en su declaración ministerial que ahí estaban tres de los hermanos: Alonso, Javier y David con sus elementos de seguridad “es decir gente del CJNG y ahí estaban dentro de ese rancho todos, por eso pusieron varios puntos de vigilancia en los alrededores de ese rancho y nos ocupaban a todos los halcones que nos quedamos abandonados en Ocotlán. A mí me pusieron en un punto llamado cerro de las antenas porque hay unas antenas de la Comisión Federal de Electricidad y se ve la autopista que va para Sahuayo y pasa por el rancho donde estaban los jefes con, por lo menos, 700 hombres armados y ahí estuve yo”.

Dormía arriba del cerro, cuenta Ramón, y “ahí estuve durante cinco semanas y me pagaban tres mil pesos a la quincena”. Dice que el 22 de mayo no estaba como halcón porque vio un helicóptero tres días antes estaba seguro de que era de la Marina y se asustó mucho. Que se comunicó con David Guerrero que le dijo que no, que la nave era de la Comisión Federal de Electricidad, “pero como yo estaba seguro de que era de la Marina abandoné el puesto de vigilancia”. Quién sabe si en realidad dejó el puesto de vigilancia ese día porque el halcón Ramón conoce y habla con detalle sobre lo ocurrido el 22 de mayo. Dice que ese día ya se habían ido los hermanos Alonso y Javier “con toda su gente, incluyendo sus vendedores y halcones, unos 300 elementos cada uno, a otro rancho”. Quedaron en El Sol, dice en la declaración, unos 100 elementos, al mando de David.

Especifica los nombres de los principales sicarios que murieron y también quiénes sobrevivieron, incluyendo un sujeto llamado La Parka (al que describe), que logró huir herido de El Sol. Y agrega algo que las autoridades no sabían hasta ese momento: “Dentro del grupo delictivo en que trabajo hay varios sujetos que entrenan a los sicarios siendo el tipo al que le dicen el paquistaní (al que describe) que dicen que no es de México, sino de Paquistán, el jefe”. Agrega que “estaban reclutando gente en Sonora, Nayarit, Jalisco y Sinaloa, para matar a los del Ejército y a los federales”.

Hasta ahí la declaración del halcón Ramón y la revelación de la operación del grupo criminal, de su poder de fuego y de la magnitud de la concentración criminal en el rancho El Sol. Por lo pronto, el paquistaní se había ido dos días antes del enfrentamiento con su jefe, Alonso Guerrero Covarrubias. Es la única noticia que se tiene de él.

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