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La danza de la muerte

Fernando Islas

Fernando Islas

Falló el cálculo del doctor Hugo López-Gatell, pero más de cien mil muertos después no hay que olvidar que el propio subsecretario de Salud advirtió que, a partir de octubre, las cosas con el covid-19 se pondrían mucho más serias por la temporada de la influenza y demás enfermedades respiratorias típicas de fin de año. Al principio de la pandemia se dijo, no sin razón, que la situación se asemejaba a una guerra, pero en un conflicto bélico nadie les pregunta a los ministros de defensa cuántas bajas tienen proyectadas.

No es sencillo sobreexponerse, como lo ha hecho López-Gatell, con una conferencia de prensa diaria sobre un virus del que apenas los expertos tienen las primeras luces para combatirlo y, al mismo tiempo, recibir los reparos sobre los faltantes de medicamentos diversos y vacunas de la influenza en los centros de salud, por ejemplo, situación de la que el subsecretario no puede más que acusar recibo y gestionar la eventual queja a las áreas competentes. De ahí que, en ocasiones, al subsecretario lo hayan sacado de sus casillas para gozo de sus rivales políticos. Pero en ésas andamos en este país. No importan más de cien mil muertes mientras se pueda sacar partido. Como decía Terencio, “nada humano me es ajeno”.

Queda la sensación en estos largos meses de este año maldito que hay un Dr. Gatell y un Mr. Hyde. Nadie lo duda, pero qué puede hacer el sector salud ante las imágenes en varios puntos del país durante el pasado puente, con la gente abarrotada en las playas de Acapulco o en los centros comerciales para aprovechar las promociones del Buen Fin. Marcha mal la economía, pero aparentemente el consumismo lleva mano.

Con el coronavirus, las actividades no esenciales son la danza de la muerte. Y así, por desgracia, ha sucedido cada fin de semana largo, por no mencionar las fiestas con numerosos asistentes, bodas y cumpleaños incluidos, como si nada. Basta ver las páginas de sociales para darnos una idea de que algo falla. Ante ese escenario sólo nos resta tener el Jesús en la boca con las posadas y las reuniones de Navidad, ya a la vuelta de la esquina.

Mención aparte merecen el transporte público y las calles de la Ciudad de México. En el Metro Pantitlán, clásica referencia en estas cuestiones, se aglomeran miles de personas por minuto, todas ellas porque, sencillamente, viven al día. ¿Quién demonios se mete por gusto al Metro en horas pico? Caso grave también el de los automovilistas. Desde hace unas semanas el tránsito parece haber regresado a su curso habitual. En esta ciudad parecería que cada habitante tiene su coche. Desde que se implementó el Hoy no circula el incremento del parque vehicular de la CDMX generó una problemática que jamás tendrá remedio.

LA INTENCIÓN Y EL RELATO

Tan sorpresivo fue su arresto como ahora lo es el hecho de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos retirara los cargos por narcotráfico y lavado de dinero al general Salvador Cienfuegos, ello porque el vecino país del norte determinó que “sensibles e importantes consideraciones de política exterior superan” el interés de su gobierno, según reportaron diversos medios.

A bote pronto, no faltaron los que bromearon que esa decisión se debe a que Andrés Manuel López Obrador se ha negado hasta el momento a felicitar a Joe Biden, un “regalo de despedida” de Donald Trump. También hubo quien apuntó que deberían hacer lo mismo con personajes como Genaro García Luna, pero, a diferencia del general Cienfuegos, el exsecretario de Seguridad está acusado de cometer delitos en territorio norteamericano. También hay quienes sostienen la versión de que México amenazó con expulsar a los agentes de la DEA que operan en territorio nacional.

Lo cierto es que el laberinto de Cienfuegos con la justicia estadunidense duró un mes, un triunfo del canciller Marcelo Ebrard y un bono para el presidente López Obrador para la estrecha relación que la 4T tiene con los militares, pero llama poderosamente la atención que las investigaciones al general Cienfuegos se efectuaran con absoluto secreto, sin cooperación entre homólogos, y ahora lo entreguen para que México continúe las pesquisas. En este asunto hay intención, pero también hay relato. José Vasconcelos decía que la política, vaya donde vaya y proclame lo que proclame, es cuento.

 

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