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Protegiendo a los migrantes y refugiados durante la crisis de COVID-19

Columnista invitado Global

Columnista invitado Global

Sonja Ayeb-Karlsson

Especialista en Migración de la Universidad de las Naciones Unidas, Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana (UNU-EHS) Twitter: @s_ ayebkarlsson @UNUEHS

 

 

Aproximadamente, mil millones de personas en todo el mundo viven en barrios marginales. Una gran cantidad de personas se establecen en asentamientos informales después de haber migrado desde zonas rurales. Personas que huyen de guerras, conflictos y persecución pueden acabar en campamentos de refugiados como los de Cox’s Bazar (Bangladesh), Lesbos (Grecia) o Calais (Francia). Los asentamientos informales y los campamentos de refugiados tienen puntos en común, lo que los hace particularmente vulnerables a la propagación del COVID-19: sobrepoblación, insuficiente acceso al agua potable, saneamiento y servicios de salud.

En ambos casos, la identificación y el aislamiento, en caso de un brote infeccioso, son casi imposibles. Además, la mayoría de las personas en asentamientos informales dependen del trabajo ocasional en el sector informal y por lo tanto no tienen la opción de trabajar desde casa. Dichas personas viven al día, sin ahorros que les permitan amortiguar la pérdida de ingresos, y sin poder confiar en prestaciones sociales que les proporcione seguridad.

En el caso de Centroamérica y México, los cierres de fronteras han provocado que varias personas se quedaran atrapadas en lugares fronterizos. Muchos de los refugiados que han huido de la persecución pueden haber perdido su documentación legal o haber sido despojados de la ciudadanía, lo que les dificulta el acceso a los servicios de atención de la salud. Algunas de estas personas permanecen en campamentos improvisados, en situación de calle, o refugios temporales en los que no necesariamente se han implementado los protocolos sanitarios para protegerlos del virus.

Además, algunas experiencias traumáticas, la exclusión social, la marginación y el estigma pueden perjudicar la confianza en el gobierno y las autoridades. Por ejemplo, es posible que algunos refugiados o migrantes puedan sentir terror a ser enviados de vuelta a los países de los que han huido. Esto puede contribuir a que las personas no busquen atención médica cuando sientan síntomas, lo que aumenta el riesgo de una propagación oculta de COVID-19.

De acuerdo con mi experiencia de trabajo en la preparación para desastres en poblaciones vulnerables, propongo las siguientes recomendaciones:

—Establecer estaciones gratuitas de lavado de manos e instar a que se realicen inversiones para mejorar el acceso al agua potable, saneamiento y gestión de desechos.

—Comunicar, a través de figuras de confianza cómo el lavado de manos y el distanciamiento físico pueden prevenir la propagación del virus y dónde pueden buscar atención médica.

—Establecer clínicas móviles en torno a estos lugares vulnerables para poder ofrecer pruebas inmediatas, aislamiento y tratamiento a las personas que den positivo.

—Elaborar planes de respuesta basados en los derechos humanos, incluidos planes de evacuación temporal no traumática, en caso de brote, a zonas seguras y cercanas para evitar rupturas familiares. Esto incluye garantizar que las personas puedan trasladarse con sus seres queridos, llevar objetos de valor y regresar a sus hogares de forma segura después del brote.

Mientras los países se enfrentan a los efectos de la pandemia, debemos asegurarnos de que no se olvide a los migrantes y refugiados. El camino a seguir durante la pandemia tiene que proteger y salvaguardar a las personas vulnerables. Exhortamos a que se realicen esfuerzos internacionales alineados con los diversos pactos mundiales para la migración y refugiados, a fin de adoptar una estrategia de protección que promueva una vida digna, segura, libre de la amenaza de enfermedades para los más vulnerables.

Este artículo de opinión se basa en el artículo académico Respuesta de COVID-19: ¿Cómo te aíslas en un campo de refugiados? publicado en el International Journal of Public Health. Para leer el texto completo en inglés: https://collections.unu.edu/view/UNU:7639.

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