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Soy mujer, soy feminista y estoy con la transformación que encabeza AMLO

Citlalli Hernández

Citlalli Hernández

Nuevas narrativas

Las viejas feministas decían que el feminismo siempre se asumió de izquierda, aunque la izquierda no terminaba de asumirse feminista; a pesar de ello, en el avance de ambas luchas, siempre ha existido una correlación de fuerza mutua y favorable (la lucha por el sufragio femenino, por ejemplo, se desarrolló y se logró con mucha contundencia durante el gobierno de Lázaro Cárdenas).

En la actualidad, esa doble militancia (que para nosotras es redundante), es mucho más evidente; las nuevas —y no tan nuevas— generaciones de feministas hemos militado desde la izquierda. En concreto y para decirlo claro, en el movimiento democrático que en su momento encabezaron liderazgos como Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas y ahora Andrés Manuel López Obrador.

En este camino por la transformación nacional no son pocas las mujeres y las dirigentes que han acompañado y encabezado las distintas luchas que han permitido democratizar nuestro país. Incluso, cada vez con mayor firmeza, señalamos las contradicciones al interior de los movimientos —o partidos— de los que formamos parte. Porque luchamos por mejores realidades, por causas y por abonar a un mejor país, pero, al mismo tiempo, abrimos camino para conquistar nuestra libertad y autonomía. Sin embargo, en este momento en el que las fuerzas conservadoras y los replicadores de las viejas estructuras intentan montarse en nuestra lucha, se vuelve indispensable explicar a quienes desconocen el sustento ideológico del feminismo, primero, que no es una lucha contra hombres, sino por la igualdad, luego, que no hay distancia entre las motivaciones nuestras y las de la Cuarta Transformación y, además, que no buscamos desplazar a nadie, sino irrumpir con nuestra voz, exigencias y presencia en esa realidad que se ha ido construyendo sin nosotras debido a eso que llamamos “sistema patriarcal”, donde las estructuras fueron formadas de hombres y para hombres.

Se vuelve urgente defender el movimiento y sus causas, porque las luchas de las mujeres que caminaron antes nos han permitido llegar a un momento de la vida pública donde es políticamente incorrecto postrarse en una actitud que abone o promueva la desigualdad entre hombres y mujeres, pero, a su vez, también vemos cómo a practicantes de la hipocresía les parece que hablar de nosotras es electoralmente rentable.

Quienes nunca han estado de nuestro lado, en un burdo oportunismo intentan confrontar el movimiento de transformación nacional del que formamos parte miles de hombres y mujeres, con la naciente ola feminista mexicana, porque saben que, si logramos una gran sinergia, daremos grandes pasos, como se ha logrado en otros momentos de la historia. Utilizan, con alevosía, el discurso del Presidente fuera de contexto o algunas declaraciones en las que no dice con las palabras exactas lo que las feministas queremos escuchar.

Pero el Presidente es auténtico, no busca ser políticamente correcto y no forzará su discurso para “quedar bien” con nosotras, además, jamás ha lucrado con alguna causa y ésta no será la excepción. AMLO es un hombre de 67 años, de izquierda y de firmes convicciones; al igual que él, muchos otros grandes luchadores se enfocaron toda su vida en el avance democrático del país y en alcanzar la justicia social; su error fue no darse cuenta de que, en esa lucha, el feminismo cabe bien, porque no se trata de un tema de mujeres, sino de una postura que busca transformar las viejas estructuras desde la raíz.

A pesar de ello, lo que la derecha y los conservadores no quieren ver es que, en estas largas luchas, nosotras hemos acompañado y hemos estado al frente. Con brutal violencia buscan cuestionar nuestra doble militancia e invalidarnos como interlocutoras y, además, construir en el Presidente a un enemigo del feminismo.

Es un error esperar que AMLO utilice nuestros conceptos feministas, pero es una aberración acusarle de adversario del feminismo, porque ha sido el principal aliado de muchas de nosotras en la búsqueda de la justicia y porque, en la toma de decisiones, aquí hemos estado y seguiremos estando.

Como alguna vez él mismo nos dijo a varias mujeres de la 4T: “Ustedes han luchado toda la vida, no pidan permiso, ya saben qué hacer”, así será, sin pedir permiso y desde el movimiento de transformación, aquí estamos y aquí seguiremos, porque por el bien de todos, primero LAS pobres.

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