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Aguas con FedEx

Carlos Ornelas

Carlos Ornelas

Son tiempos de pandemia, extraordinarios; la vida regular se desquicia. Nada es como solía ser hasta marzo. Con el fin evitar contagios y no arriesgar la salud, en la Universidad Autónoma Metropolitana, mi casa abierta al tiempo, adelantamos vísperas y comenzamos a planear trabajar en línea desde el 16 de marzo.

 

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Todo cambió. Contrario a lo que pudiera pensarse, si bien ahorramos el tiempo de traslado, el ciclo efectivo de horas de trabajo se incrementó; no para todos, pero sí para muchos de mis colegas; me incluyo entre quienes le ponen más horas a la labor docente, de investigación y de difusión. Ahora disfruto de conferencias y foros que si no fuera por la cuarentena serían presenciales, ya aquí o en Hiroshima o en alguna otra ciudad. Imposible ir a todas.

La rutina cotidiana varió, pocas, muy pocas, salidas y siempre con la protección debida —hasta donde se puede—. Vamos al súper (una vez mi esposa, otra vez yo) o a alguna consulta médica (o al dentista) que no puede postergarse.

Todo es nuevo. Pertenezco al segmento de clase media que puede hacer compras en línea y las cosas funcionan más o menos bien, tampoco es que adquiramos muchas cosas.

Pero hay necesidades. Una de ellas se deriva de la nueva obligación, de estar conectado, pasar más horas frente a la computadora y responder a mis estudiantes, tanto en el seminario regular de los lunes, como en sesiones de tutoría u cosas que surgen.

En casa faeno con una laptop, la pantalla es pequeña y cuando estoy en línea en una conferencia virtual, es difícil tener visible otro programa y mantener la imagen. Y a veces es necesario salir para consultar datos, ver una cita o precisar algún punto.

Por ello decidí comprar un monitor para ampliar mi visión con dos pantallas vivas, una más grande que la otra. Lo pedí el 28 de mayo en Best Buy. El tiempo estimado de espera me pareció razonable.

El problema es que Best Buy contrató a FedEx para la entrega; me imagino que es un contrato en grande. Pero FedEx, como dicen en inglés, does not deliver. No cumple.

Entiendo lo de la emergencia, pero el rezago es grande. Best Buy pagó por una entrega al día siguiente. FedEx recibió el monitor en su almacén el 30 de mayo y programó que me suministraría la pantalla el 1º de junio en mi domicilio. No llegó, a partir del martes 2 consulto su pagina para rastrear el pedido y la respuesta es estándar: no hay fecha programada. Comunicarse con alguien es imposible; no hay teléfono y en el chat ofrecen respuestas mecánicas que me dicen: “consulta la página” y vuelta a lo mismo.

El viernes 5 escribí a atención a clientes de Best Buy; el sábado recibí un correo con “una buena noticia”, que mi entrega estaba programada. Entré a la página y me mandó el mismo mensaje que ocho días antes.

Ese monitor no es capricho ni lujo, es una herramienta necesaria para este tiempo.

FedEx y Best Buy presumen ser empresas de talla mundial. Me gustaría una demostración palpable de ello. Fácil: con la entrega de mi producto.

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