Fortaleza de Coral, el fuerte que asentó el día de la Armada de México

CIUDAD DE MÉXICO

El Fuerte de San Juan de Ulúa, ubicado en el Puerto de Veracruz, tiene gran importancia en la Independencia de México y en la transformación de la Armada de México.

Construido en un islote del Puerto de Veracruz, el 22 de abril de 1519 por los españoles al mando de Hernán Cortés para evitar los ataques de piratas y corsarios de la época contra España.

Al Fuerte de San Juan de Ulúa, se le conoce como la Fortaleza de Coral, debido a que sus cimientos, paredes y techos, están construidos con este material por los esclavos negros traídos en la época de la nueva España.

De acuerdo con Porfirio Castro Cruz, Director del  museo Fuerte San Juan de Ulúa, en la época de la Nueva España no se tenía un material para construir edificaciones.

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"Se dieron cuenta que había un gran Sistema arrecifal, entonces cuando estos barcos en los vendavales encallaban y los tenían que desbaratar, traían fragmentos de coral que al estar expuestos al sol se solidificaban como una roca, entonces fue el material principal que utilizaron para construir”  

Las dimensiones del Fuerte, son de 5.34 hectáreas, cuenta con 50 bóvedas de resguardo mercancía en tránsito, alojamiento de esclavos y tropa. Además de 12 bóvedas a prueba de bombas con 16 cañones, 2 aljibes, foso inundado y un puente levadizo que comunicaba con siete bóvedas destinadas para almacenes de víveres y pólvora.

En la época del porfiriato, fue considerada una de las prisiones más temidas, dónde se castigaba por igual a crimínales, cautivos de guerra, sospechosos de brujería o herejía, opositores políticos, periodistas e intelectuales críticos del gobierno.

Entre los reclusos más famosos estuvieron, Fray Servando Teresa de Mier, Benito Juárez, Melchor Ocampo y Jesús Arriaga, mejor conocido como “Chucho el roto”.

La importancia del Fuerte, es su ubicación geográfica que favoreció la posición estratégica de los españoles, ya que podían recibir abastecimientos y tropas desde Cuba.

Por tal motivo, las autoridades mexicanas acordaron la adquisición de barcos para impedir el abasto de suministros, integrándose la primera escuadrilla naval, compuesta con las goletas “Iguala” y “Anáhuac”, las balandras cañoneras “Tuxpan”, “Papaloapan”, “Tampico”, “Tlaxcalteca”, “Chalco”, “Chapala”, “Orizaba”, “Campechana” y “Zumpango”.

La situación se complicó cuando el General Antonio López de Santa Anna, comandante de la plaza de Veracruz, prometió entregarla al Brigadier Francisco Lemaur.

Ante el engaño, la respuesta fue bombardear el puerto el 27 de octubre de 1822, acción que se repitió al siguiente año debido a que se estableció un bloqueo naval a dicha fortaleza.

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A principios de 1825 fue relevado del mando de la fortaleza el Brigadier Francisco Lemaur por su homólogo José Coppinger.

Asimismo, durante el gobierno de Guadalupe Victoria, el 16 de agosto del mismo año se nombró como Jefe del Departamento de Marina de Veracruz al Capitán de Fragata Pedro Sainz de Baranda, con el objetivo de reorganizar la escuadrilla naval y apresurar el desalojo español de San Juan Ulúa.

Sainz de Baranda, oriundo de Campeche, estudió en la Real Compañía de Guardiamarinas de El Ferrol, España, y participó en la Batalla de Trafalgar a bordo del navío Santa Ana en 1805.

Después de consumada la Independencia de México se integró a la recién creada Armada Nacional con el objetivo de servir a la patria. Su experiencia le permitió elaborar un plan estratégico para enfrentar a la flotilla española avistada el 6 de octubre de 1825.

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Al mando de la escuadrilla mexicana conformada por la fragata “Libertad”; bergantines “Victoria” y “Bravo”; balandras “Papaloapan”, “Tampico”, “Orizaba”, “Chalco” y pailebot “Federal”, formaron una línea de batalla para el ataque; sin embargo, un fuerte temporal provocó que los buques españoles se dispersaran y emprendieran la retirada.

Finalmente, el hambre, las enfermedades, la falta de armas y municiones obligó al Brigadier Coppinger capitular y entregar la fortaleza.

El 23 de noviembre de 1825 los españoles abandonaron San Juan de Ulúa con destino a La Habana, Cuba.

Se izó el lábaro patrio acompañado con una salva de honor con la artillería, hecho que consolidó la Independencia Nacional.

Este día heroico para el Puerto de Veracruz quedó asentado en los capítulos de la historia de México como el Día de la Armada de México.