Nace el tricampeón; torneo Prode 85

América afianza su dominio en un certamen atípico y le da salida a una nueva camada que hace brillar aún más la década de oro

7 de octubre de 1985. El América obra el milagro y celebra el tricampeonato. Miguel Ángel López expuso que celebró más el título ante Pumas y destaca que sus jugadores mantuvieran la personalidad en la final ante Tampico Madero.

CIUDAD DE MÉXICO.

El torneo Prode 85 –nombrado así por el auspicio de Pronósticos Deportivos– fue atípico desde su concepción hasta su final, aunque con una constante que se sostuvo a pesar de las múltiples complicaciones que se presentaron: la de ver al América ondear la bandera de campeón, en este caso la que representó el tricampeonato, gracias a una remontada memorable, a costa del Tampico Madero, entonces dirigido por Carlos Reinoso.

Debido a los preparativos de la Copa del Mundo se decidió dividir la temporada en dos torneos, el Prode 85 y el México 86, que tendrían una duración cercana a los cuatro meses, con una fase regular de apenas ocho partidos y sin variar el formato de liguilla para definir al campeón. Ningún equipo pudo contar con sus seleccionados nacionales porque estuvieron concentrados con el Tricolor durante un año.

Por lo anterior, empezaron a asomarse en Primera jugadores que reclamaron un sitio. “Por eso le dieron la oportunidad a algunos jóvenes en el América y me tocó la fortuna de debutar. Fue una situación que me abrió las puertas, al igual que a Luis Roberto Alves Zague y Enrique Rodón, quienes debutaron más o menos en la época”, recuerda Ricardo Peláez, hoy presidente deportivo del club azulcrema.

Las Águilas reforzaron con su cantera a un plantel que ya estaba bien conformado y embalado por el bicampeonato obtenido. El técnico Miguel Ángel El Zurdo López logró unir las piezas, sin dar espacio a mostrar flaquezas apoyado en líderes de la talla de Cristóbal Ortega, Alfredo Tena, Daniel Brailovsky y Héctor Miguel Zelada. Por eso acabó con 12 puntos, uno menos que el mejor de la fase regular, Puebla.

En la liguilla, el andar azulcrema se dio sin mayores complejidades, con globales de 3-1 sobre la U de G en los cuartos de final y de 5-3 sobre el Atlante en las semifinales, hasta encontrarse en la final con el Tampico Madero, club que sorprendió al eliminar al líder Puebla, aunque más sorpresivo fue el 4-1 con el que ganó la ida.

“Regresamos a la Ciudad de México con cierta desilusión, sorpresa. En el primer tiempo no pudimos hacer gol, se redujeron las posibilidades, pero nos encontramos con un gol en la segunda parte que nos abrió la mente y finalmente lo logramos”, relata Peláez, autor del primer tanto.

El gol de Ricardo se dio ya en el minuto 54, pero originó una reacción bravía. Entonces aparecieron Efraín Munguía, Eduardo Bacas y Ramón Ireta. El Fanny originó dos penales que fueron cuestionados, mientras que los otros dos marcaron los tantos de la remontada para dejar el 4-0 (global 5-4).

“El día del terremoto, el 19 de septiembre, jugábamos contra el Atlante y Brailovsky se fue a Argentina y en su lugar entró el Fanny Munguía y vaya que marcó diferencia. Lo marcaba Sergio de los Cobos y recuerdo que lo hizo pedazos. Es una de las remontadas importantes en la historia del futbol mexicano”, sentencia el directivo.

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